Y volveré a escribir, cuando las ideas dejen de dar vueltas y hacerse confusas, volveré a escribir, por ti, por ellos, por mí. ¡Ya verán!
Volveré a escribir, no serán excelentes letras pero, volveré a escribir, son tantas cosas que decir, tantas cosas que observar, tantas cosas que plasmar.
Volveré a escribir, es posible que sea de manera capciosa, pero la gente siempre querrá ver lo que le conviene ver, incapaces de observar más allá de su nariz, de dar un paseo por el mundo, no, la gente sólo observa su mundo y juzga por medio del mismo.
Volveré a escribir y es posible que no tenga cautela, es posible que caigan los muros o que se eleven mucho más alto, es posible que hable mi alma, o hable la tuya.
Volveré a escribir y sembraré dudas, cada palabra tendrá un color distinto, cada párrafo puede consumirte, ahuyentarte o aburrirte.
Volveré a escribir y volveré a cantar, es posible que te sangren los oídos o te llame de nuevo mi voz, es posible que te envuelva o es posible que quieras correr lejos de ella.
¡Volveré a escribir!
domingo, 25 de octubre de 2015
El Lado Oscuro del Corazón.
He ocultado tantas facetas de mi personalidad, pero estas a solas suelen acorralarme, molestarme, acecharme, interrumpiendo mis momentos de juegos y de absoluta paz.
¿Qué puedo decir de la muerte? Aquella que vive queriéndome seducir ante la tristeza de no ser leído, de no ser escuchado, de mis libros ser ignorados, donde el único comprador, soy yo mismo. “¿Dónde dice –Se solicita poeta a tiempo completo?”, me pregunta y me atormenta.
Ella se burla de mí porque no encuentro a la mujer que sepa volar, porque “no perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar, si no saben volar, pierden el tiempo conmigo”.
Ahí está la muerte, como dice ella, en todos lados, esperándome en cada rincón, en cada esquina, acosándome, pero no, yo seré el que vence a la muerte, enamorándola, seduciéndola, o al menos eso intento.
Me enamoré de una prostituta, luché hasta el final por ella, hasta que por fin, volamos juntos, volamos alto, pero me hizo caer desde lo más alto, rompiéndome el rostro, lastimando cada parte de mi. Una gran oportunidad para la muerte volver a acechar, pero brindo con ella, brindo por la vida, cosa que ella desconoce, porque viviré y no me tendrá, viviré, haciendo valer cada herida, porque de eso se trata el amor, de heridas, de dolor, de vivir.
Y allí la encontré, luego de una caída alta, la mujer que “No perdona bajo ningún pretexto que un hombre no sepa volar, porque si no saben volar, pierden el tiempo con ella”.
¡Oh, muerte! Brinda por mi y no me esperes, que esta noche llego tarde.
¿Qué puedo decir de la muerte? Aquella que vive queriéndome seducir ante la tristeza de no ser leído, de no ser escuchado, de mis libros ser ignorados, donde el único comprador, soy yo mismo. “¿Dónde dice –Se solicita poeta a tiempo completo?”, me pregunta y me atormenta.
Ella se burla de mí porque no encuentro a la mujer que sepa volar, porque “no perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar, si no saben volar, pierden el tiempo conmigo”.
Ahí está la muerte, como dice ella, en todos lados, esperándome en cada rincón, en cada esquina, acosándome, pero no, yo seré el que vence a la muerte, enamorándola, seduciéndola, o al menos eso intento.
Me enamoré de una prostituta, luché hasta el final por ella, hasta que por fin, volamos juntos, volamos alto, pero me hizo caer desde lo más alto, rompiéndome el rostro, lastimando cada parte de mi. Una gran oportunidad para la muerte volver a acechar, pero brindo con ella, brindo por la vida, cosa que ella desconoce, porque viviré y no me tendrá, viviré, haciendo valer cada herida, porque de eso se trata el amor, de heridas, de dolor, de vivir.
Y allí la encontré, luego de una caída alta, la mujer que “No perdona bajo ningún pretexto que un hombre no sepa volar, porque si no saben volar, pierden el tiempo con ella”.
¡Oh, muerte! Brinda por mi y no me esperes, que esta noche llego tarde.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)